Autor/a español/a · Narrativa

Rewind, de Juan Tallón

Rewind (Anagrama, 2020), de Juan Tallón.

«Yo solo quiero pausa, tú rebobinar», canta IZAL en su tema Pausa. De rebobinar va la cosa en Rewind (Anagrama, 2020). Esta novela de Juan Tallón (Vilardevós, 1975) se sitúa en Lyon dentro de un marco de rabiosa actualidad. En un piso de estudiantes, cuatro compañeros de diferentes países —Paul, Emma, Luca e Ilka— conviven pacíficamente. Sus historias se entrelazan, sus lazos se afianzan y sus vidas crecen a un ritmo exorbitante. Sin embargo, una explosión en el edificio donde viven acaba con todo lo que han conocido hasta entonces. Éramos felices y no lo sabíamos, viene a decir la novela.

Seis narradores cuentan desde su perspectiva lo que ocurrió aquel día, lo que habían estado haciendo hasta que ocurrió la tragedia. Seis voces muy diferentes en cuanto a personalidades, estatus, mentalidades y generaciones, entre las que destaca la de Paul, que interviene dos veces. A través de todos estos narradores conocemos secretos de los cuatro protagonistas y de sus familias, así como la evolución de la vida a partir de aquel suceso: quiénes éramos y quiénes somos. Los recuerdos y la memoria se entrelazan tras una tragedia para formar un bosquejo de lo que ocurrió. Porque rewind significa eso: rebobinar.

Los cuatro jóvenes crecen y maduran mientras se convierten en adultos y pasan a un mundo infestado de responsabilidades. El desmadre y el desenfreno de la vida propia de la juventud también da paso a muchas reflexiones vitales alrededor de las circunstancias personales de cada personaje. En general, el autor refleja bien el pensamiento de una juventud que busca diversiones y placeres mientras mantiene desapego o desinterés hacia el futuro.

Son jóvenes que a veces se rebelan contra sus padres y que sufren la incomprensión y el desconocimiento de sus progenitores. Las cosas serias les «exasperan» y abogan por frivolidades y por el desapego familiar en favor de pasar más tiempo con amigos o parejas. Sin embargo, la explosión golpea las vidas de sus familias de manera irreversible y muchas cosas salen a la luz. En momentos como este la vida se deshace en retales y sale a relucir la esencia de cada cual. Los secretos nunca dichos queman en los labios y reclaman su liberación.

A lo largo de la novela predomina la narración, y los pocos diálogos que hay están insertados en ella. En las narraciones, cada personaje intercala su visión de la explosión y los actos previos con saltos en el tiempo y miradas al pasado. Además, en cada narración se deduce un gusto o forma de narrar diferente, según quién sea.

La vida puede cambiar en un instante, y cada narrador nos lo transmite a través de su mirada particular mientras paseamos por la ciudad de Lyon. Las diferentes narraciones van esclareciendo las causas de la explosión, desvelando una solución impactante. Un simple acto puede condicionar múltiples vidas, y es entonces cuando percibimos que la vida, en realidad, es una ficción: «Los golpes de la vida mueven las cosas seguras, que siempre han sido de determinada manera».

En Rewind, Tallón dibuja seis vidas y, al mismo tiempo, progresa en la trama central, atando cabos y desbrozando la maleza. Esta es una novela circular que empieza y termina con el mismo narrador, el principal protagonista de lo sucedido. La red de narradores que el autor teje permite analizar la compleja psicología de varias personas. El lenguaje de cada personaje es coherente con su carácter y su actitud. Además, el objetivo de la novela no es imponer un ritmo rápido, ya que las narraciones dibujan líneas suaves hasta formar un mosaico final donde los contornos y detalles se ven con nitidez.

La conducta humana a veces es sorprendente. Cada personaje actúa en estas páginas como un sujeto eidético que nos permite ver, entre otros detalles, que esas personas a las que consideramos amigas pueden ser, a veces, perfectos desconocidos. Después de rebobinar hay quien opta por olvidar para curar las heridas. Tallón, autor de obras como Salvaje oeste, crea en Rewind un entramado donde poder observar la multiculturalidad y la realidad del ser humano desde sus afectos más íntimos. Al fin y al cabo somos tejidos que se rompen con grandes sacudidas de una vida en la que rebobinar y olvidar son dos opciones para afrontar lo irrecuperable.

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