Autor/a español/a · Narrativa

Historia de un suicida, de José Antonio Sau

Historia de un suicida (La Isla de Siltolá, 2019), de José Antonio Sau.

Un día de noviembre, Bonifacio Miró, protagonista de Historia de un suicida (La Isla de Siltolá, 2019) se levanta decidido a quitarse la vida. Se sube a la barandilla de su balcón y aprecia cómo transcurre la mañana desde el quinto piso en que vive. Antes de lanzarse, ve cómo sus familiares y amigos primero y las autoridades después se concentran en la calle: su mujer, su hija, su yerno, su amante y vecina, su cuñado, su mejor amigo y un periodista. Entonces, el narrador en tercera persona desvía la atención de Boni, como lo llaman quienes dicen apreciarlo, hacia aquellos que lo conocen para narrar sus propias vidas, sus tormentos y su relación con el protagonista.

Esta novela de José Antonio Sau (Málaga, 1980) está localizada en Málaga y expone la vida de Bonifacio, un hombre que no quiere suicidarse por un acontecimiento concreto, sino por una concatenación de sucesos. Abajo, las personas más cercanas a Boni, quieren evitar que ocurra, aparentemente. Sin embargo, en cada capítulo el narrador nos introduce por la vida y pensamientos de cada uno de ellos, mostrando sus verdaderos sentimientos hacia el protagonista.

Boni tiene carencias y el anhelo de ser querido. Con 54 años y cien kilos, padece el miedo a envejecer y se lamenta de no haberse sentido querido nunca, y ahora menos por su aspecto. Esto último nos adentra en un mal endémico actual: la obsesión por la belleza (del rostro, del cuerpo) y sus terribles consecuencias, por ejemplo, para la gente joven que quiere imitar y alcanzar aquello que ve en las redes sociales. La angustia ante la pérdida de belleza y la caída libre de la esplendidez corporal no solo la padece Boni, sino también el personaje de Adela, que piensa que un día fue guapa mientras llora por su vejez inminente.

Boni es frío porque así lo educaron. No expresa sus sentimientos ni tiene muestras de cariño porque así, le dijeron en la infancia, se hacía hombre, y lo que no se ha hecho ha sido humano. Siente que murió, que solo queda un tipo que vive entre los pliegues de su piel. Cuando se pregunta si le quiere alguien, yo le respondería que leyera el libro El niño, el zorro y el caballo, de Charlie Mackesy, donde uno de los personajes dice que sí, que la vida es difícil, pero que siempre hay gente que te quiere.

Ningún personaje parece conocer las razones de la mirada triste y la idea suicida de Boni, lo que muestra la indiferencia y la incomunicación que tantas veces existe entre personas que incluso viven bajo el mismo techo. Además, el cuñado de Boni, al principio, piensa que suicidarse es de cobardes, lo que agranda y expande el tabú del suicidio. Por eso, el autor se mete en la piel de personas con pensamientos suicidas y los trata sin prejuicios ni clichés, sino como seres humanos. No hay nada más importante que humanizar aquello que lo es pero que histórica y socialmente se ha marginado y señalado como animal, monstruo o subhumano.

En estas páginas no solo se narra la tragedia personal de Boni, sino también la de aquellos que le rodean y que se concentran en la calle: sus dramas cotidianos, sus amores, sus desamores, sus deseos, la incertidumbre por el futuro y sus secretos, así como los pensamientos y sentimientos que albergan dentro pero que no expresan porque son tabú. Y es que detrás de cada vida aparentemente corriente se esconde un complejo entramado de desdichas, traiciones, silencios… que el velo de la convivencia y el decoro tapa pero que no por ello dejan de oler. Como dijo Sartre, y repite Israel, uno de los personajes, el infierno son los otros. Pero Israel piensa que los otros, además de ser el infierno, también parecen ser felices, con sus éxitos (sea lo que sea eso) y miran el futuro con esperanza. Eso sí, las penas que no son absolutas son el amago de una incipiente alegría.

Esta es una historia llena de perdedores. De hecho, habría que preguntarse si realmente alguien gana alguna vez o todos estamos tropezando todo el tiempo. Sau construye esta novela a partir de párrafos enormes y frases cortas que concentran mucha información y emociones y crean una lectura asfixiante. Historia de un suicida es un libro fundamentalmente sobre segundas oportunidades y trata temas como la hipocresía social, las relaciones humanas, la incomunicación y las vidas hastiadas. Es una crítica a la monotonía y a una forma de vida que asfixia los deseos, ilusiones y anhelos de las personas. Como dice la novela, la oscuridad está más señalizada que los caminos luminosos, y en la oscuridad se guardan los secretos, pero también sirve de refugio ante la hostilidad de la vida.

Las comparaciones son odiosas o… si te gustó este te gustará aquel (siempre salvando las distancias): En la novela he leído que hay un guitarrista llamado Baden Powell y no he podido evitar acordarme de Baden Powell, el fundador del Movimiento Scout Mundial del que soy partícipe. Sí, soy scout, sin el boy, por favor. Decir boy scout en lugar de scout es de no tener ni idea y también de tener más años que un árbol, así que vamos a ir adaptándonos al siglo XXI que ya llevamos unos cuantos años en él.

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