Antología de textos · Autor/a extranjero/a

Música para camaleones, de Truman Capote

Música para camaleones (Anagrama, 1988), de Truman Capote y traducido por Benito Gómez Ibáñez.

Una mujer se sienta ante un piano y toca una melodía. De repente, un conjunto de camaleones cada vez más numeroso, sube las escaleras del porche y se adentra en la casa en busca de ese sonido que desprenden las teclas. Capote los ve pasar al interior y admirar la música. Es música para camaleones, y este es Truman Capote.

Es algo real, según cuenta Capote, que a los camaleones les guste la música. Y este es un libro sobre cosas reales así, en general. Un conjunto de textos periodísticos del autor estadounidense compilados bajo este título tan poético. En ellos muestra la realidad a partir de su visión, su investigación y algunas entrevistas.

Con un prefacio del autor donde cuenta sus inicios, Capote nos presenta un mundo donde, según dice un personaje de Henry James, «vivimos en la oscuridad, hacemos lo que podemos, el resto es la demencia».

Aquí encontramos fragmentos sobre escenas cotidianas en forma de texto. Por ejemplo, un dibujo analítico de un asesinato en el capítulo titulado Ataúdes tallados a mano, una especie de secuela de su obra magna A sangre fría, pero con otros protagonistas y con un entramado de lo más interesante. Con aquella obra, Capote alcanzó la cima, ya que supuso una obra de investigación y periodismo desbordantemente perfecta. Bien diseñada, bien hilada, bien investigada, bien explicada y expuesta. Toda una delicia para el lector sediento de buena literatura.

En Ataúdes tallados a mano, su texto más deslumbrante de todos cuantos comprende el libro, nos narra un asesinato real que un amigo suyo está encargado de investigar. Este conocido vive en un motel de un pequeño pueblo del oeste, el mismo donde se han producido los últimos hechos, porque ha habido varios asesinatos dispersados. Lleva allí cinco años investigando. El propio Capote se trasladará hasta el lugar y dialogará con Jake, su colega, sobre el caso y las víctimas, como fueron asesinadas y por qué, todo ello en busca de un sospechoso que se prevé fácil, pero difícil de atrapar por su poder e influencia.

También narra la rutina de una mujer asistente de servicio, que va de casa en casa haciendo tareas salteadas y que le cuenta a Capote las excentricidades de sus amos. Y también habla de una anécdota protagonizada por Marilyn Monroe, supuesta amiga del autor. Finalmente, el libro termina con una entrevista que Capote se hace a sí mismo donde trata temas como el sexo o el suicidio.

Con esta otra obra, Capote mezcla textos a veces de diversa temáticas donde por momentos tiene mucho peso la religión. Por ejemplo, habla el autor sobre conversaciones y anécdotas, con misterio, humor y comicidad. Narraciones atractivas e historias localizadas sobre todo en Estados Unidos.

Es un libro difícil de explicar si no se lee, si no se abre, si no se experimenta en las propias carnes del lector. La pluma de Capote es aquí exquisita, como siempre, y aunque algunas historias son más atractivas que otras dependiendo de los intereses y gustos del lector, todas ellas son indiscutiblemente de alta calidad porque Capote es siempre sinónimo de excelencia.

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