Paraíso Alto (Anagrama, 2017), de Julio José Ordovás.
Una novela apta para suicidas.
Paraíso Alto (Anagrama, 2017), de Julio José Ordovás, es una novela extrañísima. La novela de apenas 131 páginas gira en torno a un pueblo abandonado del que todos salieron huyendo dejando los platos sobre la mesa y las llaves en las puertas sin saber por qué. Es el pueblo por excelencia donde todos van a suicidarse, pero nuestro protagonista nos relata que él, pese a llegar hasta allí con esa intención, al final desistió y desde entonces coopera con aquellos que quieren seguir adelante con su misión.
Describe el pueblo y no puedo evitar que se me venga a la mente el pueblo abandonado y repleto de muertos a su vez, Comala, del que caí enamorado cuando leí su correspondiente historia. Este pueblo ciertamente rulfiano, pero con matices más ibéricos o castellanos, será testigo, al igual que nuestro protagonista, que es el encargado de narrárnoslo, de diferentes personas que se van acercando para morir. El bar, sin nada para comer ni beber, la casa del alcalde con un retrato de la bella esposa de este…
En Paraíso Alto, el protagonista verá llegar a un soldado en prácticas, a una mujer que camina con las manos, a un vendedor de libros y Thermomix, a dos gemelas en sillas de ruedas, a un viejo sordo que le cuenta su historia y muere sobre una piedra, a su novia de toda la vida a lomos de un caballo celoso y desconfiado… Toda una amalgama de personalidades se reúnen en torno a una oda al suicidio, tema tabú por excelencia en nuestra sociedad actual. La soledad del protagonista, que recibe una pregunta a través de una llamada telefónica misteriosa cada cierto tiempo y a la que siempre responde afirmativamente, será el enclave perfecto para cada breve capítulo de este libro atípico, sorprendente y, en cierto modo, acogedor.
«Lo mejor de mi vida es el dolor / Mi dolor se arrodilla / como el tronco de un sauce / sobre el agua del tiempo…», canta nuestro querido protagonista cuando un suicidio nuevo se acerca, antes de ocuparse del cadáver del pobre o afortunado, quién sabe, que eligió el camino de Paraíso Alto como su último viaje.