Autor/a español/a · Narrativa

Entre culebras y extraños, de Celso Castro

Entre culebras y extraños (Destino, 2015), de Celso Castro.

Es un gran libro.

Quiero empezar así para que las cosas queden claras con respecto a Entre culebras y extraños (Destino, 2015), de Celso Castro. Me va a costar resumir todo lo que quiero contar sobre él, así que empezaré hablando sobre el elemento principal en el que se basa el libro: el amor. En la historia que se nos cuenta, un protagonista de dieciséis años cuyo nombre no se nos desvela nunca ama profundamente a Sofía (Sofía nos deparará una sorpresa en la página 72, no puedo decir más), una chica a la que conoce desde que ambos eran pequeños.

Este libro sigue el estilo y la técnica propias de Celso Castro, es decir, no utiliza mayúsculas ni puntos finales. En el otro libro que me leí de él (Sylvia, del que hablo en otra reseña anterior), este estilo no me gustó y me produjo cierto desagrado. Pero en esta novela lo agradezco profundamente, porque necesito esa rapidez para captarlo bien todo, así consigo sentir más profundamente lo que ocurre.

El protagonista es un chico que siempre está enfermo, por unas causas o por otras. Le encanta la filosofía, sobre todo Schopenhauer. La muerte de su padre (con la que comienza el libro), la filosofía y su amor extremadamente pasional por Sofía marcarán la vida de este enfermizo joven que empieza a crear cierta amistad con la luna, que lo acompaña en ciertos momentos crudos para él.

En este libro encontramos, además, numerosas referencias a filósofos (el propio Schopenhauer, Nietzsche o Kierkegaard) y músicos (Beethoven o Schiller). Asimismo, al difunto padre del joven le encantaba leer novelas de autores rusos. Así, el protagonista encuentra similitudes entre su vida y la de Schopenhauer, pues a este último también se le murió su padre cuando él tenía dieciséis años, solo que Schopenhauer adoraba a su padre, y el protagonista ‘casi’ se alegra de la muerte de su tiránico progenitor.

En una entrevista concedida a Página Dos, Celso Castro aseguró que el protagonista no tiene nombre porque puede ser cualquier persona que se identifique con él. Aunque cuesta creer que alguien se identifique con él, la idea no es tan disparatada. Al fin y al cabo, él es un adolescente con las hormonas en plena efervescencia que practica el coito con su amada Sofía en su casa, a escondidas de sendas madres. En otro momento, al no ir a verlo al hospital o al ir a verlo en compañía de otro chico del instituto, el protagonista comienza a odiarla, pero al final siempre cae a sus pies.

Sin embargo, en la página 72, como ya dije antes, se producirá un giro radical a partir de una confesión de Sofía que determinará el rumbo de la relación de amor de estos dos jóvenes. Tras esto, el protagonista viajará a un lugar llamado Labarca, junto a su hermana y dos amigos de esta. A partir de aquí la historia incluye alguno elementos de humor, así como momentos en los que el protagonista siente una tremenda animadversión por su hermana y sus amigos.

Al final del libro, otra muerte (no desvelo de quién) marcará su vida, aunque el final es más o menos feliz, porque acaba reconciliándose finalmente con Sofía. En mi opinión, el protagonista llora demasiado a lo largo de la historia, y también sufre un apego demasiado fuerte hacia su madre. Por lo demás, es un magnífico libro, y cabe destacar que, en cierto modo, me identifico con el protagonista.

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