La insoportable levedad del ser (Tusquets, 1987), de Milan Kundera y traducido por Fernando de Valenzuela.
Tomás no se daba cuenta en aquella ocasión de que las metáforas son peligrosas. Con las metáforas no se juega. El amor puede surgir de una sola metáfora.
La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera
La insoportable levedad del ser (Tusquets, 1987), de Milan Kundera y traducido por Fernando de Valenzuela, es un libro que acogí con grandes expectativas. Sin duda es considerado uno de los grandes libros de la literatura universal, además de tener una portada preciosa y un título filosófico que atrae bastante.
Con un narrador en tercera persona en todo momento, el comienzo de esta historia también es bastante filosófico. Se nos presentan en principio cuatro personajes: Franz, Sabina, Tomás y Teresa, aunque sobre todo destacan los dos últimos, que mantendrán un amor férreo pese a las infidelidades y las amante que tantea Tomás.
Entre el amor, que es el tema que reina en la historia, se cuelan episodios históricos sobre la República Checa, país del autor, cuando fue invadida por la URSS en 1968, y cuenta cómo los protagonistas se vieron obligados a exiliarse a Suiza, a dejar sus trabajos y a callar contra el gobierno comunista impuesto.
A lo largo de la historia iremos descubriendo que una de las amantes de Tomás, quizás la más importante, es Sabina, a la que el narrador nos presenta como un ser sobre el que cae la insoportable levedad del ser, de ahí el título del libro.
La verdad es que toda la historia parece girar en torno al amor y, en ocasiones, a las infidelidades, y lo que desarrolla principalmente son las tribulaciones de estos cuatro personajes en los que se palpa bastante tristeza, nostalgia y desazón por momentos.
La verdad es que no sé qué me esperaba cuando comencé a leerlo. Llegué incluso a pensar que se tratara de un libro de aforismos debido a los subcapítulos tan cortos que contiene. Ahora que tengo potestad de evaluarlo, considero que es un libro magnífico, pero quizás me esperaba más, una obra maestra, aunque he de decir que después de las últimas lecturas, esta por fin me ha despertado un poco el gusanillo lector que llevaba decepcionado bastante tiempo. Por tanto, a leerlo sin pérdida de tiempo, porque es un libro fundamental.

