Autor/a extranjero/a · Ensayo

Los cínicos no sirven para este oficio, de Ryszard Kapuściński

Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo (Anagrama, 2009), de Ryszard Kapuściński y traducido por Xavier González Rovira.

Periodismo, periodismo y más periodismo. De eso va este libro, un volumen formado por dos congresos a los que asistió Kapuściński y una entrevista que le hicieron, todo ello con una edición de Maria Nadotti.

Kapuściński es uno de los periodistas internacionales más aclamados del siglo XX. Idolatrado en algunas facultades de Periodismo como la de Málaga, en la que estudié yo, el periodista polaco nos habla en este libro de aquellos criterios a seguir que él considera esenciales para cualquier periodista, por ejemplo, la veracidad y la observación desde la misma altura del objeto de estudio, no desde otro ángulo.

Maestro de la crónica periodística tal y como demostró en muchos de sus libros: El Imperio, El Emperador, Ébano, Un día más con vida, Viajes con Heródoto, El Sha o la desmesura del poder o La guerra del fútbol. Este periodista llegó a vivir un tiempo en Nigeria para retratar la realidad de África. Mientras estuvo allí no se alojó en un hotel ni en un lugar acomodado.

Quería reflejar la vida de los africanos con veracidad y para ello se instaló como ellos, en una casita de dudosa solidez, un lugar que sufría constantes robos y donde tenía que ir a recoger agua al pozo más cercano como hacían las mujeres y los niños de la zona. Kapuściński, dice en la introducción del libro, «siempre ha declarado su desinterés por los blancos, los ricos, los occidentales, por los poderosos de la tierra».

También nos habla de la revolución tecnológica del periodismo, que cuando este libro se publicó no era tan agresiva. Actualmente, el periodismo se amolda a la tecnología y ambos forman un tándem imprescindible para el no hundimiento del primero, como ya auguró Lluís Bassets en su libro El último que apague la luz.

Fuera de las fronteras futuribles del periodismo, Kapuściński también anima a los futuros periodistas a fomentar la empatía con el otro, porque una persona a la que se entrevista y con la que no se empatiza o a la que no se escucha nunca nos dará la información que buscamos. Promueve los valores que deben existir en el periodismo, habla de algunos reyes africanos, de una breve historia del continente, de la independencia de ciertos países en los 60 del siglo pasado, de los conflictos civiles, las etnias, la presencia de los países colonizadores, los golpes militares… Y no se olvida de alabar a líderes como Nelson Mandela o Abdelaziz Buteflika.

Kapuściński es, por tanto, protagonista de este libro imprescindible para cualquier periodista actual o potencial, y también para cualquier ciudadano que se quiera aproximar hasta una de las figuras más importantes de la crónica del siglo XX. Kapuściński, desde luego, es de mis cronistas favoritos junto a Truman Capote.

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