Autor/a extranjero/a · Narrativa

El agujero del infierno, de Adrian Ross

El agujero del infierno (El Club Diógenes & Valdemar, 2003), de Adrian Ross y traducido por Javier Sánchez García-Gutiérrez.

[…] me decidí a poner por escrito esta historia, como dije al principio, para que sirva de advertencia sobre cuál es la recompensa de la maldad, pero también, como debo reconocer ahora, porque al escribir todo lo ocurrido no volvería a pensar en ello.

Líneas finales de El agujero del infierno, de Adrian Ross

El agujero del infierno (El Club Diógenes & Valdemar, 2003), de Adrian Ross y traducido por Javier Sánchez García-Gutiérrez, es un libro que me llamó la atención por su sinopsis. Es un libro escrito hace bastantes años, y era una supuesta obra maestra del terror, así que me decidí a probar su experiencia. Y, bueno…

Narrada en primera persona, esta novela se encuadra, creo, en Gran Bretaña, allá por el siglo XVII o XVIII. Ahí nos encontramos con el protagonista y narrador, que es un joven noble que decide viajar a poner paz a un reino donde el caballero —que es su primo— y sus soldados están enfrentados con los campesinos, continuamente humillados y hartos de su soberbia.

Pero el protagonista será retenido contra su voluntad en el castillo, cercado por una laguna oscura protagonista de «cuentos de viejas» sobre un monstruo que habita allí abajo. En plena contienda y entre actos de brujería y hechicería, se desencadenarán ciertos actos que harán que el miedo aumente entre los soldados.

La verdad es que, si tenemos en cuenta que la novela está narrada en primera persona y que el narrador la cuenta en pasado, podemos deducir que pese a todo lo que le vaya ocurriendo, al final sale con vida, pues ahí está, contando todo lo que le ocurrió y no parece que lo esté haciendo desde el Más Allá precisamente.

Está escrito este libro con un lenguaje y un estilo propios de la era victoriana, pero quizás podría hacerse pasar por una obra de hace varios siglos, pues tiene ese estilo lento y ese miedo de cartón-piedra que hoy como mucho nos hace bostezar. Así que de terror sería en aquella época, porque ahora no.

Sinceramente, no se lo recomendaría ni a los amantes del terror, que ya deberían conocer libros que sí dan miedo como Sé quién eres, de Yrsa Sigurdardóttir (mi libro de terror favorito). Hay que tener en cuenta el mérito de escribir un libro de terror que en su época sería una obra magna, pero no hay que pasarse en adulaciones, porque no las merece en mi opinión.

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