El arte de la vida. De la vida como obra de arte (Paidós, 2017), de Zygmunt Bauman y traducido por Dolors Udina.
Una oda a la vida como obra de arte.
El arte de la vida. De la vida como obra de arte (Paidós, 2017), de Zygmunt Bauman y traducido por Dolors Udina, es el primer libro que leo de Bauman, y me ha encantado. El autor, que falleció hace tan solo dos años y medio, me ha cautivado con este libro, y ya tengo otros tantos suyos listos para abordarlos a su debido tiempo.
En este ensayo, Bauman nos va explicando qué entiende él por conceptos como «vida» y «felicidad» y cómo cree la gente que se puede lograr la felicidad en la vida, asegurando que el dinero no da la felicidad, sino que deriva en una vida llena de corrupción. Lo que detestaba Bauman era una sociedad que quisiera sustituir lo que da felicidad y no se compra por aquello que sí se compra pero no da felicidad o la da a corto plazo con consecuencias negativas a largo plazo.
Actualmente vivimos una época marcada por una sociedad consumista y preocupada por tener (o aspirar a tener) un estatus social a partir de sus compras. La gente actualmente (con sus correspondientes excepciones, claro está, odio las generalizaciones, porque son erróneas) quiere que la sociedad le reconozca dicho estatus (por ejemplo, yendo a la moda o con el postureo). Hoy en día, si no publicas en alguna red social fotografías o textos sobre lo que estás haciendo o has hecho recientemente, nadie que no seas tú lo sabrá, y mucha gente no hace cosas por placer, sino por poder luego compartirlas con el mundo y recibir los «me gusta» en sus diferentes modalidades según la red social de turno y comentarios de admiración y envidia de la gente que los sigue.
Esto se produce por una creciente preocupación de cierta gente por su identidad. No parecen encontrarse y necesitan que los demás les digan alabanzas y les admiren a partir de lo que publican para tener ese reconocimiento social que necesitan como el respirar. Esta gente, por tanto, es vulnerable, y raramente podrá alcanzar la felicidad. El crecimiento del egoísmo en la actual sociedad es otra de las causas de que cueste encontrar la felicidad, pues vivimos en una sociedad en la que se persiguen los intereses individuales y no los intereses sociales. Bauman defiende la persecución de objetivos sociales en beneficio de la sociedad en conjunto y no de unos pocos que persiguen sus beneficios particulares.
«Somos felices mientras no perdamos la esperanza de llegar a ser felices» es una de las citas que Bauman nos presenta en el libro, y no sé realmente si estoy de acuerdo o no. Yo, personalmente, tengo la esperanza de ser feliz algún día, pero no por ello soy feliz. Al contrario, me invade la incertidumbre por si realmente no llego a serlo. Otra máxima que Bauman expone en estas páginas es: «Nuestra vida, tanto si lo sabemos como si no, tanto si nos gusta esta noticia como si la lamentamos, es una obra de arte». Con esta frase sí estoy completamente de acuerdo. Toda vida es una obra de la naturaleza y, por tanto, de arte. Al menos eso creo yo.
Y una obra de arte también sería el camino que lleva a todas esas vidas (o al menos a las que la aspiren) hacia la felicidad. Pero ¿la felicidad es un estado o una búsqueda? Yo creo que la felicidad es un estado momentáneo (por lo menos yo, personalmente, no soy feliz mientras busco la felicidad, aunque sí puedo llegar a estar en armonía conmigo mismo y mi entorno). Yo creo en algo simple que Bauman no dice en el libro, y es que la felicidad existe gracias a la infelicidad y viceversa. Somos felices en determinados momentos porque en otros tantos somos infelices, y somos conscientes de que ambos existen y de que somos partícipes de ambos. Sabemos apreciar la felicidad porque la infelicidad nos ataca indiscriminadamente en ocasiones. Por eso, en un mundo donde solo hubiera felicidad, no existiría la felicidad como tal, porque si no existe la infelicidad, la felicidad tampoco lo haría, o al menos no tal y como la conocemos hoy en día. Sé que resulta lioso, pero dele vueltas a esto.
«En cuanto te preguntas si eres feliz, dejas de serlo», dijo una vez John Stuart Mill, y creo que es cierto, pues si te preguntas por la existencia de la felicidad es porque das por hecho que la infelicidad existe en ti en ese momento plenamente. Al menos a esas deliberaciones llego yo en momentos de extrema filosofía intrapersonal. Y me pregunto, como lo hace Bauman, si cambiar da felicidad. Si, efectivamente, no somos felices en este momento y nos preguntamos dónde esta la anhelada felicidad, es quizás hora de cambiar las cosas que fijan la infelicidad a nuestro lado y así deshacernos de ella, al menos momentáneamente. Los cambios son efectivos y muy útiles en mi opinión, y si algo no va bien, hay que cambiarlo, aunque sea un poco, pero no podemos encerrarnos en un esquema y hundirnos con él con tal de no rectificar.
Me ha gustado muchísimo leer este libro de Bauman, incluso más que los ensayos de Byung-Chul Han que por momentos se me hacen tan tediosos y complejos. Bauman no ha escrito un libro de autoayuda, que es lo que puede parecer a los que no conozcan a este gran pensador, simplemente porque ven que trata sobre la felicidad. Bauman ha escrito un maravilloso tratado sobre cómo el ser humano persigue la felicidad y, mientras lo hace, se cree feliz y dichoso. Dichoso me siento yo tras haber leído esta obra de arte en forma de libro con que me ha deleitado Bauman. Ahora, a por el siguiente. Hay que leer más a este genio.
¿Cuál es tu libro preferido?
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Es difícil escoger solo uno, pero me decanto por «La conjura de los necios», de John Kennedy Toole, cuya reseña publiqué hace un tiempo en el blog: https://mortalyrosasite.wordpress.com/2017/07/09/la-conjura-de-los-necios-de-john-kennedy-toole/
¡Gracias por tu interés!
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