Invisible (Nube de tinta, 2018), de Eloy Moreno.
¿Quién no ha deseado alguna vez ser invisible? ¿Quién no ha deseado alguna vez dejar de serlo?
Invisible (Nube de tinta, 2018), de Eloy Moreno Olaria, es un libro tremendo. Su portada parece un dibujo infantil, hace pensar que se trata de un cuento sobre algo pueril y anodino. Pero no, la portada representa al protagonista, un chico de unos doce años que está hierático bajo la lluvia esperando que el tren que se acerca a él lo arrolle y lo mate. Sí, eso es lo que representa.
Ya leí de este autor su libro El regalo (Ediciones B, 2015), y se convirtió en uno de mis libros favoritísimos. Es una oda a la vida, un libro que te ayuda a abrir los ojos para que te des cuenta de lo bonita que es la vida para desperdiciarla dedicando tiempo a cosas banales como el trabajo y el dinero (escribo esta reseña mientras escucho la canción La vida la vida de Jósean Log, una canción que también es una oda a la vida, escúchela).
Quiero dejar claro que este libro es muy duro. Si fuera una película, empezaría avisando de que tiene contenido violento no apto para menores de cien años. Porque la violencia, al menos creo yo, nunca se supera, nunca se es lo suficientemente mayor como para soportarla, aunque esta sociedad la tenga tan interiorizada que la ignore (no es que el libro tenga escenas duras, sino que lo cuenta de forma que llegan directas al corazón, a mí por lo menos, y me afectan mucho más que si fueran escenas de violencia explícita).
El libro nos presenta al protagonista, cuyo nombre desconocemos y que está en el hospital recuperándose de lo que parece un accidente que luego no resulta ser tal. Va alternando capítulos en primera persona masculina del protagonista, otros en primera persona masculina de otro niño al que luego presentaré y otros en tercera persona masculina y femenina.
Como decía, el protagonista acaba de sobrevivir a lo que parece un accidente, y en el hospital recibe visitas de familiares y amigos que ni siquiera sabía que tenía. Y se da cuenta de que se ha vuelto visible. Porque, hasta entonces, era invisible. Todos lo ignoraban cuando sufría, y por eso él llegó a creer que tenía el superpoder de ser invisible. El protagonista nos cuenta que no ser un chico normal es ser invisible. Y él no era normal, era la «maldita excepción». En el libro encontramos a otros personajes como la hermana del protagonista, Luna, y los amigos de él, Zora y Kiri (de la que está enamorado). Y hasta aquí puedo contar.
Le envié un correo al autor del libro dándole mi opinión sobre el libro y, entre otras cosas, me dijo que no hablara en mi reseña sobre el tema principal sobre el que gira este libro. Si no lo cuento, la reseña pierde parte de su encanto y se queda reducida a la mitad de lo que suelen ocupar mis reseñas, pero respeto totalmente esa decisión, porque también, si lo desvelo, pierde gracia el libro. Descúbralo usted mismo, querido lector o querida lectora. Compre el libro y vívalo. Es muy importante que lo lea, por favor, lo digo en serio. Me gustaría contarle más y atraer su atención hacia él. Pero creo que es suficientemente atractivo el hecho de que el autor no quiera desvelar el tema del libro para que los lectores y las lectoras lo descubran por sí mismos. Vale mucho la pena.