La mirada de los peces (Literatura Random House, 2017), de Sergio del Molino.
Una mirada digna.
La mirada de los peces (Literatura Random House, 2017), de Sergio del Molino, es una novela ante todo, y en ella el autor desgrana las experiencias y anécdotas de una generación. El libro va dando saltos en el tiempo, parándose sobre todo en los años 1993, 1996 y 2016 y también en otros como 1992, 2003 o 2009. Así, repasa, sobre todo al principio del libro, la vida de Antonio Aramayona, un profesor de filosofía que defendió el derecho a la muerte digna y que fue responsable de su propia vida hasta el punto de anticipar a sus seres queridos que la iba a «finalizar», llegando a encargar que se hiciera un funeral.
La cubierta del libro es bastante bonita en mi opinión, donde aparece búho que sale de una matrioska o muñeca rusa. No entendí su significado hasta que, en mitad de la novela más o menos, se nos revela que Antonio Aramayona le regaló, si no recuerdo mal en la lectura, un búho de cerámica o porcelana al autor y una matrioska al hijo de éste. Y el título no lo entendí hasta que llegué al final, donde se nos revela que esa mirada de pez la contempla el autor cuando iba a pescar con su padre.
La novela, como ya digo, gira en torno a Antonio Aramayona, que marcó la vida del autor, del que fue profesor, pero no siempre trata de ello, pues también se nos habla, por ejemplo, de Andrea, un amor entre imposible y demasiado posible, de jóvenes que persiguen a un niño en un pueblo en plenas fiestas, de bares y drogas, de la política entre esos adolescentes noventeros…
Realmente, esta novela se mantiene con un tono que llama al drama durante todas sus páginas, con episodios de humor, sobre todo a través de palabras que alguna vez pudieron salir de boca de Aramayona y que el autor refleja en el libro. Pero también se contemplan episodios de dolor, e incluso de reflexión. Sobre todo, un poco de nostalgia a esa época de adolescencia, a esos amigos del barrio.
En el libro se hace referencia a un documental de Jon Sistiaga en su programa Tabú de Movistar+ que trata, precisamente, la muerte de Antonio Aramayona. Cuando iba por la mitad del libro me lancé a verlo y no pude evitar derramar lágrimas y admirar enormemente a Aramayona, su serenidad fija entre dolores intermitentes, su mirada calmada desde la que se ve una cabeza que no para de dar vueltas y más vueltas. Acabar con la vida propia no es tarea fácil ni hay que desdeñar su reflexión concienzuda.
Admiro enormemente a este escritor, en serio. Tras leer dos de sus libros seguidamente, tengo pensado seguir comprándome los que ha publicado anteriormente, y ojalá tuviera ocasión alguna vez de poder entablar algunas palabras, una conversación breve al menos, donde pueda decirle que, si alguna vez soy escritor, me gustaría parecerme al menos un poquito a él, a su prosa tan sencilla y sublime a la vez. Porque escribe sabiendo que no escribe para publicar. Escribe como el que se pasea en pijama por su salón, ajeno a las miradas curiosas que desde el patio interior de su bloque se posan sobre él.
Además, según puedo interpretar de sus palabras, es alguien que critica su puesta en público, su salida en televisión cuando es grabado por cámaras, que se llama a intervalos ‘gordo’ y ‘monstruo’. Y en eso también lo admiro, no sabría explicar por qué con claridad, pero sé que yo también soy así en el fondo, y me gusta verlo reflejado en las páginas de un libro. Pueden parecer detalles banales, pero a mí me ha gustado mucho leer este libro tras La hora violeta y voy a tener que quitarme el sombrero simbólicamente ante este autor.
3 respuestas a “La mirada de los peces, de Sergio del Molino”