Autor/a español/a · Libro testimonial

El joven sin alma, de Vicente Molina Foix

El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), de Vicente Molina Foix.

Esta novela transmite algo especial.

El joven sin alma. Novela romántica (Anagrama, 2017), de Vicente Molina Foix, es una novela que aguarda una gran historia: la de su autor. La novela comienza cuando Molina Foix es pequeño, y poco a poco va creciendo, deteniéndose la historia durante los años 60 del pasado siglo XX, cuando Molina Foix, ya un muchacho, conoce a un tal Ramón que resulta ser el escritor Terenci Moix. La historia de amor entre Vicente y Ramón será el epicentro del libro, alrededor del cual bailarán acontecimientos (un viaje a Málaga, Almería y Granada) y personajes (Ana María Moix, Guillermo Carnero y Pedro, que resulta ser Pere Gimferrer) singulares y famosos.

En la faja del libro se le hacen halagos a la novela. Al principio me pareció pesada, pero conforme iban sucediéndose los capítulos me iba dando cuenta de la orientación de la historia. El propio Vicente Molina Foix conoció, según se cuenta en la historia, a Camilo José Cela, ¡el autor del cual me leí hace poco dos libros reseñados en entradas anteriores en este blog! Y, para más inri, también se nombra en este libro a Rilke en doble ocasión (también reseñé dos libros de mi querido Rilke hace pocas semanas).

También se habla de la religión obligada que le impusieron a Molina Foix, sus viajes a París, su introducción en el amor, en la universidad y en la vida política de ésta. Y no puedo olvidarme de decir que se habla mucho de la homosexualidad que ronda su vida, comenzando por una curiosa experiencia que se relata, protagonizada entre él y su amigo Riquelme.

Es un libro riquísimo que me emocionó al ver reflejado en él nombres tan famosos como Terenci Moix, su hermana Ana María o el propio Gimferrer. Es una historia maravillosa la que cuenta Molina Foix en este libro. Hay tantos factores determinantes que cuesta destacar algunos. Sí me gustaría resaltar que el final de esta obra de arte es sumamente gratificante y emotivo.

Al final del libro leemos unas supuestas cartas que Ana María Moix envió en su momento a Vicente Molina Foix. En ellas me parece percibir cierta magnitud, un alto poder del lenguaje, del pensamiento. Hay reflexiones variadas, complejas y a la vez tan simples como la vida misma. Ana María nos lleva por la senda de sus misivas, nos guía de la mano hasta el final del libro, donde nos despide diciéndonos que aquella Generación de escritores y poetas, cuyas reuniones se relatan en el libro, fue «la más verosímil, y también la más triste».

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