Condenada (Literatura Random House, 2013), de Chuck Palahniuk y traducido por Javier Calvo.
Compré este libro con muchas ganas de leerlo. Su sinopsis me había encantado realmente, pero, después de la experiencia un poco decepcionante que tuve con Reunión tumultuosa (de la que habló en una entrada de las anteriores), pero, sobre todo, con Babilonia (de la que también hablo en otra entrada), me hizo prevenirme ante otra decepción.
El hecho es que Condenada (Literatura Random House, 2013), de Chuck Palahniuk, es una obra magna. Sí, porque el autor consigue crear un mundo aparte (el Infierno en este caso), con sus propias reglas, sus propios moradores y sus protocolos, incluso, burocráticos, para acceder al mismo. Es una gran novela que te puede llegar a sacar incluso alguna que otra sonrisa. Diseña unos personajes ideales para la ocasión y describe una cosa que a mí realmente me impresiona: la vida de la protagonista, Madison Spencer, hija de multimillonarios (y no digo más para invitarte a leer el libro).
La novela va girando en torno a la llegada de Madison al Infierno, donde conoce a otros moradores con los que tendrá que ir sorteando demonios y lugares aparentemente terroríficos del Infierno. Chuck crea un personaje tremendamente bueno, y más bueno aún es el modo en el que describe su vida, sus padres y su preadolescencia, con todo lo que esta conlleva.
Crea, también, una invasión entre la Tierra y el Infierno, donde moradores de ambos se conectan como si se tratara de una conexión entre dos ciudades. Es un mundo imponente, pero, como dice Madison en cierto lugar, no está tan mal morirse, porque casi todos los famosos están en el Infierno, y es un lugar divertido y extremadamente social. Recomiendo con ahínco su lectura inmediata y, para terminar, transcribo unas líneas que me han gustado bastante (como todo el libro): «No, no es justo. Pero lo que hace que nuestra tierra parezca el Infierno es nuestra expectativa de que sea como el Cielo. La tierra es la tierra. Y estar muerto es estar muerto. Ya averiguaréis muy pronto cómo es. Y no va a servir de nada que os angustiéis». Nada más que decir, todo tuyo.