Los santos inocentes (Seix Barral, 1984), de Miguel Delibes.
Milana bonita, milana bonita…
Los santos inocentes, de Miguel Delibes
Los santos inocentes (Seix Barral, 1984), de Miguel Delibes, es un libro que tenía ganas de leer. Es una novela llevada al cine, y su película es considerada la mejor de la historia del cine español, así que por qué no ver si el libro también era una obra de arte.
El día 14 de marzo de 1980, Félix Rodríguez de la Fuente cumplía años. Pero ese día también dejó de cumplirlos. Cuando sobrevolaba Alaska, tuvo un accidente y murió dejando huérfana a toda la fauna española. Un año después se publicó esta novela, y por eso Delibes se lo dedica a él en las páginas previas al comienzo de la historia, quizás inspirado en que la novela tiene una gran carga de elementos de la naturaleza y la presencia indiscutible de los pájaros como estandarte.
Narrada en tercera persona, la novela examina la psicología de los personajes con una habilidad pasmosa, así como la psicología de una sociedad todavía afectada por la guerra civil que destruyó sus cimientos. El narrador parece conocer todo lo que va a ocurrir antes de que acontezca, y no tiene reparos en ir despacio, en que nos adentremos en los personajes y sus rutinas a partir de diferentes voces que claman en representación de la sociedad de la época.
Esta novela está protagonizada por dos personajes fundamentalmente como son Azarías y Paco, el Bajo. El primero de ellos es un hombre tocado por la tara de la inocencia en la edad adulta que ama los pájaros, al igual que Paco, el Bajo, y que el señorito de este, que se va con frecuencia de caza y lo usa de secretario en sus tareas de cetrería.
Los pájaros como símbolo de libertad, como vida más allá del pueblo y del servicio prestado a los señores, de los cuales se dependía muchas veces en las villas. Con una fuerte carga de costumbrismo español y de ruralismo, la historia deja un olor a España profunda, dolor, miseria, pobreza, sumisión y analfabetismo rampante que impacta. La novela, además, cuenta con una característica curiosa, y es que Delibes innova en ella y no utiliza ni un solo punto (ni seguido ni aparte). Todas las frases están separadas por comas, por eso que Delibes parece inventar y que son las «comas y aparte» y, ocasionalmente, por la división de los capítulos, que dan un breve respiro al lector (cabe destacar que Delibes ya innovó en novelas como Parábola del náufrago). Con este estilo Delibes pretende no dar pausa al lector, quiere un ritmo rápido.
En esta historia, los jóvenes rurales tienen que usar su audacia para poder salir adelante y superar la miseria moral de algunos, así como la hostilidad. Mediante la crítica social y al caciquismo, Delibes irá guiando los caminos de estos personajes retratados con una maestría tal que el lector se hace con facilidad a ellos y los identifica rápidamente.
Una desaparición hará levantar las orejas a los personajes, y el crimen con el que la novela se cierra pone el apoteosis a una historia que, con ese giro final, clausura las relaciones según marcan las jerarquías de siervos a señores, así como esa soberbia, irresponsabilidad, infidelidades incluso, y para quien lo haya leído, podrá estar de acuerdo conmigo en que el final es un ojo por ojo (un quien a hierro mata) en su máxima expresión. El personaje del Azarías levantará la simpatía de cualquier lector que se precie a internarse entre estas páginas, porque él es la clara representación de los santos inocentes: es ambas cosas, de ahí el título, por esa gente gloriosa y, al mismo tiempo, ingenua en esa España cainita y carpetovetónica de la que aún quedan restos.
El experimento narrativo de Delibes surte efecto y crea una obra de atracción alrededor de la historia que la hace grandiosa, incomparable. Como único fallo le pondría que, debido a su procedencia castellana, Delibes comete en ciertas ocasiones (tampoco demasiadas) el tan odiado laísmo. Excepto eso, la extensión de la obra es la adecuada para una historia de tal calibre, la edición es sencilla, amena y acogedora, y la novela en general es digna de ser alabada, escrita por uno de los mejores escritores españoles del siglo XX.