Autor/a español/a · Ensayo

La risa caníbal, de Andrés Barba

La risa caníbal. Humor, pensamiento cínico y poder (Alpha Decay, 2016), de Andrés Barba.

Cada vez que un hombre abre la boca para reír está devorando a otro hombre.

La risa caníbal, de Andrés Barba

La risa caníbal. Humor, pensamiento cínico y poder (Alpha Decay, 2016), de Andrés Barba, es un libro que comienza con la frase entrecomillada más arriba. Por tanto, es un libro que desde el primer momento se avecina fuerte, ácido, de esos libros que se te repiten como ciertas comidas. Pero no sientan mal, sin embargo, sino que a veces cuesta digerirlos.

¿Quién decide de qué y hasta dónde podemos reír? ¿Por qué tenemos miedo de reírnos de los demás? ¿Es legítima la risa? ¿Es una sociedad mejor moralmente si teme reírse? Todo esto se pregunta al principio del libro Andrés Barba, e intenta darle solución, aunque más que eso intenta que cada lector discierna por su cuenta la respuesta. Barba le da a la risa la importancia que esta tiene y que algunas veces se le intenta quitar, hablando de otros elementos relacionados con la risa como la parodia y poniendo ejemplos de lo más curiosos. Uno de ellos lo protagonizan Charles Chaplin y Adolf Hitler a partir del estreno de El gran dictador, película del primero de ellos que el segundo vio dos veces en dos días consecutivos, por lo que se piensa que realmente Hitler estuvo interesado en la parodia que Chaplin había hecho.

Repasando la relación que la risa tiene con elementos como el sexo, la comedia, el porno, o la mezcla de estos, los chistes verdes, Barba también asegura dos máximas: solo algo importante puede parodiarse y el inhibidor de la risa es el sentimiento. Barba también destaca lo gracioso que resulta ser siempre todo lo escatológico, y tiene razón. Y también me parece destacable lo infravaloradas que están muchas las comedias, con lo difícil que es hacer reír. Los cómicos, dice Barba, no pueden liberar a los demás de las dificultades humanas si no han tenido contacto directo con ellas. Y, probablemente, tenga también razón.

Barba no solo habla de la risa en cada línea, sino que se va por las ramas, pero siempre del mismo árbol del humor, y nombra películas cómicas, muñecos ventrílocuos poseídos por el deber de hacer reír y autores cínicos, asegurando que el punk es un movimiento cínico de gran importancia desde Diógenes el Cínico. Sí, porque el libro está impregnado de filosofía. La sociedad actual es tan cínica que no quiere despertar y ver que tiene seguridad a cambio de su libertad pese a que aparezcan «héroes idealistas» como Snowden y Assange.

También nombra Barba a E.M. Cioran (un personaje de lo más curioso al que últimamente nombro bastante en mi blog como sabrán los que sean lectores asiduos del mismo), e introduce en otro capítulo a otro personaje pintoresco, George Bush, presidente de Estados Unidos entre 2001 y 2009, al que critica duramente. Pone ejemplos (de hecho, bastantes) de frases tan absurdas como divertidas de Bush. Son frases desgraciadamente hilarantes y desconcertantes, pues un presidente no puede convertirse en un bufón a través de sus citas. Las frases que cita el autor me han recordado muchísimo a las de Rajoy, aunque quizás solo sea un espejismo.

Repasa Barba el episodio de la caída de las Torres Gemelas y de la posterior prohibición a reír, algo atípico en una sociedad tan acostumbrada a reír que se vio sumida en la seriedad para mantener el luto de las víctimas. Y, hablando de víctimas y de humor, no podía quedar atrás el episodio de Charlie Hebdo. Aristófanes ya se reía de Dioniso en su obra Las ranas, y era una forma de adorarle. Ofenderse por la risa de otro hacia tu Dios, dice Barba, es reconocer una debilidad en tu fe por ese inexpugnable Dios. Realmente, la prohibición de la risa ya se hacía latente en la cristiandad antigua, cuando se relacionaba a la risa con el infierno o el pecado. Por suerte, eso lo dejamos atrás, pues no hay nada más vigorizante que una buena carcajada, y si viene acompañada de lágrimas de risa, mejor.

De todo esto y mucho más habla Andrés Barba en este espléndido estudio sobre la risa que tuvo el placer de llevar a cabo. Desde luego, he aprendido un montón leyendo esto, sobre todo con episodios relacionados con la historia cuando nombraba a autores clásicos que hablaban de la risa, o en el episodio entre Chaplin y Hitler. Se puede aprender mucho sobre la risa en este libro tan breve. Está tan bien estructurado que no puedo más que admirar a Barba por su espléndida forma de desarrollar los temas de forma ordenada y tan bien explicada. Ya leí dos libros suyos (República luminosa y Las manos pequeñas), reseñadas ambas en este blog hace un tiempo, pero ambas eran novelas. Desde luego, Barba no baja el listón cuando deja las novelas para dedicarse a hablar seriamente sobre la risa (!).

Este es, por tanto, un libro muy recomendable para pasar un rato agradable, no riendo necesariamente, sino aprendiendo bastante sobre la risa de la mano de un escritor bastante halagado incluso por Rafael Chirbes (cuidado ahí). Lea y, sobre todo, ría, que nadie se lo prohíba ni le amedrente. La risa nos hace diferentes, nos hace superiores y nos hace libres.

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