Autor/a extranjero/a · Ensayo

La expulsión de lo distinto, de Byung-Chul Han

La expulsión de lo distinto. Percepción y comunicación en la sociedad actual (Herder, 2018), de Byung-Chul Han y traducido por Alberto Ciria.

Ante la producción en serie, la reivindicación de lo distinto.

La expulsión de lo distinto. Percepción y comunicación en la sociedad actual (Herder, 2018), de Byung-Chul Han y traducido por Alberto Ciria, es un libro que me llamó la atención por su título. Personalmente, creo que soy una especie diferente al resto de mortales, porque soy muy distinto en tantos aspectos que me identifiqué al ver este libro. Por supuesto, este ensayo no trata sobre lo distintas que pueden ser las personas entre ellas, sino de temas mucho más complejos. Byung-Chul Han es muy complicado de entender, al menos para mí, pero he conseguido empatizar más con este libro que con La sociedad del cansancio.

En este libro, Han introduce el tema del título, es decir, el rechazo de lo distinto, que da lugar a la proliferación de lo igual. El rechazo de lo distinto nos lleva a que todos hagamos lo mismo, a conocer a la misma gente, a la gente que comparte nuestra misma ideología, costumbres o idioma, a alejarnos de los desconocidos, etcétera. Dice, por ejemplo, que en la pornografía todos los cuerpos son iguales y que no hay diferencias aparte de lo sexual. ¿Por qué? Pues dice Han que la anomalía, lo distinto, genera rechazo y está peor visto. E, igualmente, asegura que el mundo actual es un infierno de lo igual que hace que los hombres (imagino que con «hombres» se referirá también a las mujeres) sean muñecos manejados a distancia. La globalización lo iguala todo. Y a partir de aquí, monstruos.

Han presenta al terrorismo islamista, que en los últimos tiempos nos acecha y nos mata, como una lucha entre el terror de lo singular y el terror de lo global. Así, las Torres Gemelas serían dos estructuras iguales que se reflejan entre ellas y que cierran un espacio igual, espacio que los terroristas rompieron en su afán por romper con lo igual. El autor coreano también refiere en su libro términos como «positividad», «negatividad», «inmunidad» y «burnout o síndrome del trabajador quemado», como en su otro libro. Y en este, como novedad, introduce el de «neoliberalismo», una estructura que, según interpreto por cómo habla de ella Han, es destructiva, porque lo iguala todo y rechaza lo distinto. Para frenar esto, Han desea una paz global donde lo universal aúne lo global y lo singular y no solo lo primero.

Del terrorismo pasa a la Unión Europea, comunidad europea que dice que solo mira por sus propios intereses, y explica que la UE para Immanuel Kant no sería «una construcción racional» ni una alianza de pueblos comprometida en defender valores universales como la dignidad humana (hablando sobre los refugiados). «Para escapar del atormentante vacío», dice Han, hoy se echa mano de la cuchilla de afeitar (y no para afeitarse precisamente) o del smartphone. Porque el autor también habla sobre los selfis, y se pregunta seriamente si podríamos comparar la psicología del terror con la del selfi, el botón de las bombas con el de la cámara del móvil, la necesidad de llenar un vacío y de llenar el otro…

Ya hacia el final del libro, se desvía hacia la periferia del tema central y trata aspectos como la mirada y la voz cuando estas se presentan como «distintas». Hable de una cosa o de otra, a lo largo del libro nombra en numerables ocasiones a filósofos como Heidegger y Kant, y a poetas como Paul Célan. Aparte de la mirada y de la voz, Han también habla de otro sentido, el oído, para reclamar que se escuche más, augurando un futuro en el que habrá una profesión que será la de «oyente», pues no habrá nadie que nos escuche (no es nada optimista, aunque tampoco se precipita a vaticinar el fin del mundo para mañana mismo).

Así, desde la hipercomunicación a la que estamos sometidos, el amor, el ego y el narcisismo, que son consecuencias del neoliberalismo, Han hace un repaso y toca diferentes palos de la política y la filosofía refiriéndolos al presente inmediato y a lo que podría depararnos el futuro. Sea como fuere, lo distinto (que es el tema principal del libro, pero ni mucho menos el único) se rechaza para crear lo que parece ser un rebaño uniforme de ovejas sumisas, todas igual de blanquitas y lanosas, guiadas por el pastor. Como salga alguna oveja negra que prefiera investigar por su cuenta, es castigada, etiquetada, estigmatizada…

Así que, ya sabe usted, querido lector o lectora de esta reseña, sea bueno o buena (pero permítase el lujo de leer este libro tan breve como jugoso)…

…Y sáltese las reglas mientras nadie le vea. Suerte.

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