La certeza de la nada (Mujer en rojo) (Editorial Quaestio, 2019), de Eva Córdoba.
*incluye la entrevista que le hice a la autora para Nostromo Magazine
Eva Córdoba (Cádiz, 1971) es una mujer que ha seguido el camino de la poesía desde su infancia y La certeza de la nada. Mujer en rojo (Editorial Quaestio, 2019) es una prueba de ello. Se trata de un conjunto de poemas escritos entre 2015 y 2019 que se presentan con una edición cuidada donde destaca la felicidad por encima de todo. Dividida en cuatro capítulos y con algunas fotografías de David López, esta obra desprende luz en cada poema, tal y como anuncia Antonio Flor en el prólogo.
Entre sus páginas encontramos desengaño, olvido o aquello que fue y ya no es. El amor se mezcla con lo místico y con los elementos de la naturaleza a través de una musicalidad que cicatriza las heridas. Son poemas inspiracionales liderados por una mujer de rojo —como la del libro de Miguel Delibes— que se pasea por ciudades como Sevilla y París y que rinde culto a la luna.
En algunos poemas, el amado se hace presencia imborrable, pero la protagonista se rehace tras un mal de amores y aprende a olvidar. El poemario comprende una evolución desde la primera página hasta la última. El aprendizaje de la protagonista a través del poemario es evidente por la desazón y el dolor de los poemas iniciales y su actitud de lucha ante la vida al final. Es una persona que resurge, pasa ese dolor y se enfrenta a la vida como una aprendiz del tiempo.
Esta poesía es también un canto de libertad y una oda a la mujer. Son versos escritos con garra y valentía que encierran una denuncia social y una directa reivindicación de justicia ante la violencia de género. Desde poemas dedicados a sus hijos, a sus padres o a su tía Tere hasta otros sobrecogedores como Avenida de la desesperanza, que retratan la realidad de las personas sin hogar, Córdoba se presenta como una poeta de gran sensibilidad. En este poemario se advierte ese «tiento y sangro» de la protagonista, como el título de la canción del también gaditano David Palomar.
En Nostromo Magazine hemos hablado con Eva Córdoba sobre su poemario, sobre el amor y sobre la vida, y este ha sido el resultado:
¿Cuándo nació tu afición por la escritura y por la poesía?
Mi afición por la poesía nació cuando tenía nueve o diez años, recuerdo escribir poesía desde pequeña. De hecho, tengo los poemas que escribía de pequeña porque mi tía los pasaba a máquina, ella les daba valor. Al cabo de los años me sorprendió mi tío con dos carpetas llenas de mis poemas antiguos. Desde entonces siempre he escrito poesía. Eso es algo que se lleva dentro, hay quien dice que no, que es técnica, pero yo creo que eso es como un don.
¿Qué significa la poesía para ti? Leyendo estos poemas da la impresión de que la poesía te ha servido como vía de expresión ante la vida.
Sí, para mí la poesía significa «lucha». Para mí, la poesía ante todo es belleza, yo siempre digo que sin poesía no existiría la belleza. A veces la poesía puede ser muy dura, porque lo que tenemos dentro debe salir, o puede ser muy hermosa. Creo que cada uno debe escribir lo que le inspire o lo que sienta.
Me pongo a escuchar música en la calle y de pronto me sale un poema. A mí me encanta también ver una fotografía y a partir de esa imagen escribir un poema: es una forma de expresión de lo que yo siento. Si tengo que expresarlo lo hago de otra manera, en una prosa personal, pero a través de la poesía me pongo en otra posición, desde la mía pero también desde la posición de un tercero y de lo que sentiría otra persona en la misma situación.
Recuerdo las palabras de un poeta de Cádiz, Juan José Téllez. Estábamos en la presentación de un libro de Andrés Suárez. Él hablaba de la poesía y dijo: «Escribe poesía y no tendrás que visitar tanto el psiquiatra» y me hizo mucha gracia porque es verdad. Si escribes, estás echando fuera lo que tienes dentro.
¿De dónde sacas la inspiración?
El otro día a las siete de la mañana vi a mi gato mirando la luna. A partir de ahí hice un poema que se llama «La luna y el gato» que no está en el poemario. También los fenómenos de la naturaleza, un temporal… Voy en el autobús, me pongo a escuchar música, veo a un padre y un niño y de ahí sale un poema. A mí me inspiran muchísimas cosas. Me despierto por la mañana y veo una luna maravillosa y escribo un poema.
Son situaciones cotidianas, situaciones que he vivido… Soy abogada y también son situaciones que he visto en clientas mías que lo han pasado. La inspiración es algo que viene sin esperarlo. Esas son las musas, o los musos [risas].
¿Cuáles son tus poetas favoritos/as?
A mí me gusta Aute. Es más conocido como cantante, pero las canciones que escribía eran poesía, además de que era un magnífico artista en todos los aspectos. Antonio Machado también me gusta muchísimo desde pequeña, porque a mí me gusta la poesía cercana, la que va directa, la que te dice las cosas como son, la que no se anda con palabras técnicas, la que entiende todo el mundo.
Hay un poeta que me encanta que es Ángel González, al que tuve la oportunidad de conocer aquí en Cádiz. Ángel González tiene un poema muy bonito que se llama Me basta así. Además, lo tiene versionado en canción con Pedro Guerra. La producción poética de Ángel González es muy pequeña porque era muy exigente y todo lo que tiene es magnífico.
El pasado jueves se falló el Premio Nobel de Literatura. Lo ha ganado la poeta estadounidense Louise Glück. Hace unos meses otra poeta, Anne Carson, ganó el Premio Princesa de Asturias de las Letras. ¿Crees que la poesía está viviendo un buen momento o le hace falta más apoyo?
Creo que es necesario apoyarla más. La mayoría de la gente te dice: «Uy, ¿yo poesía?». Creo que la producción literaria femenina lleva muchos años invisibilizada y hace falta que se visibilice a la mujer como escritora y que a las poetas no se nos relegue al lugar de la «poeta cursi». A mí no me gusta que me llamen «poetisa», a mí me gusta que me llamen «poeta».
Creo que es necesario que se le dé valor a la literatura femenina porque hemos estado calladitas. María Teresa León, por ejemplo, la maravillosa escritora, ha estado callada, y ya era hora de que se le diera un premio Nobel y Princesa de Asturias a poetas. Cuesta mucho que la gente valore la poesía.
No cuesta tanto escribir un poema. Un poema se escribe quizá en diez minutos porque te sale rápido. El problema es cuando tienes que pulirlo, porque tú no vas a publicar el poemario en bruto. Yo lo pulo, le doy mil vueltas, y luego otras mil, y al final lo tengo que dejar: ahí está el trabajo. Decía Carmen Martín Gaite que para ella no era tan difícil escribir como corregir. Yo soy meticulosa, no me suelen gustar las rimas, pero alguna hay, que no se repitan las palabras… Además, yo escribo para que se entienda, para que me entienda cualquier persona y también me inclino mucho por la justicia social a través de la poesía para reivindicar lo que creo que está mal.
¿Por qué «La certeza de la nada. Mujer en rojo»? ¿Por qué ese título?
La «nada» es un poco nihilista, a veces es ese estado que te lleva a la poesía. Hay un poema que se llama «La certeza de la nada» que da título al poemario y dice: «Entre facturas desordenadas / escritos, recursos y demandas. / De pronto, en ese mismo instante, / en el que el caos me bombardea / con sus wasap y llamadas… / Silencio todo». De pronto corto, me viene la inspiración, escribo y en ese momento ya no estoy aquí. Es la certeza de que fuera de lo que estoy haciendo no hay nada: parar, cortar y sentir un viaje a otra parte.
Otro momento en que sientes esa nada profunda y hermosa es cuando dos personas se aman. Están en ese estado en que hay puro amor, es el momento justo, tienes la certeza de que fuera de ese mundo no hay nada porque estás en el Todo. También significa que al final todo es efímero, todo tiene un final, todo queda en nada. Nosotros somos efímeros, pero el arte es eterno y permanece. «Mujer en rojo» significa esta formación que yo voy teniendo poco a poco, de ser una mujer más triste paso a ponerme en una postura en rojo, reivindicativa y luchadora por los derechos de la mujer y de toda la sociedad. Es un rojo pasión, pero es pasión por la vida.
¿Por qué tanta referencia a la naturaleza en general y a la luna en particular?
La luna significa la mujer y la feminidad. Cuando hablo de la luna estoy haciendo un símil de lo que es la mujer. La luna es muy mágica y está muy ligada a la mujer. Aparte del curso de las mareas, el ciclo lunar es el mismo que el ciclo menstrual: veintiocho días. Hasta el nombre es femenino. Además, está muy ligada con la tradición de las brujas y esa tradición de la naturaleza. Creo que tendríamos que recuperar ese contacto con la naturaleza.
Hablas en el poemario de El mundo azul, de Albert Espinosa. ¿Es un libro que te marcó?
Sí, me gustó mucho. El libro es muy bonito y merece la pena leerlo. De hecho, me encantaría poder contactar con Albert Espinosa para que supiera que un poema va dedicado a su libro. Me enseñó que quien importa soy yo y a quien tengo que querer es a mí misma. Habla de la teoría del segundo: de aprovechar y vivir cada segundo de la vida. Todos los libros de Espinosa me gustan porque te enseñan mucho.
Sevilla y París son dos ciudades importantes porque les has dedicado algunos poemas. ¿Qué significan para ti?
Sevilla es una ciudad que me encanta. Me gusta igual que Córdoba, tengo muchos poemas de Córdoba, pero no salen en el libro. En Sevilla estuve con una persona con la que yo salía y viví momentos muy bonitos, así que decidí escribir ese poema a Sevilla porque, pese a todo lo que pudiera pasar en la vida, esos momentos que yo había vivido nadie me los iba a quitar.
En París tuve una experiencia muy fea. Es una ciudad muy bonita, pero recuerdo París con mucha tristeza porque tenía ilusión por ir, pero luego salió mal. Uno de los poemas sobre París se lo dedico a mi hijo pequeño porque le hice una promesa de ir a París. Es como decirle: pasé una experiencia muy mala en París, pero cuando vuelva lo haré contigo, hijo mío, todo será diferente porque estaré de tu mano. Es como darle la vuelta a las cosas malas, eso es lo que te enseña la vida.
Jugando con el nombre del poemario, ¿de qué tienes certezas a estas alturas de tu vida?
Tengo certeza de que el amor es el arma más poderosa que hay y de que no podemos controlar nada. No podemos decir: esto pasará y esto no. No podemos intentar que todo salga como queremos, debemos dejar que la vida vaya fluyendo, pero sobre todo el amor. Pero no el amor de pareja, sino un amor más profundo, un amor que lo cambia todo. Cuando haces las cosas con amor es diferente a cuando las haces con desgana, en todos los aspectos. Una sonrisa por la mañana, eso es una demostración de afecto, eso le puede cambiar la vida a alguien. También tengo certeza de que hay cosas que son muy injustas en la vida y de que nada pasa porque sí, todo pasa por algo. Eso es de lo que tengo certeza.
Por último, Eva Córdoba nos recomendó, además de a Ángel González y su poema Me basta así, otros libros y escritores y escritoras que le han gustado. Entre ellos están Maya Angelou, Karmelo C. Iribarren con su libro El amor, ese viejo neón y Walt Whitman con su obra Hojas de hierba. No faltan tampoco recomendaciones cinéfilas: Gaslight (George Cukor, 1944), una joya del cine antiguo que enlaza con la reivindicación actual de la libertad femenina y la condena al maltrato psicológico.
La poesía es un arma cargada de futuro, decía Gabriel Celaya, y entenderla como un instrumento de trabajo que debe ponerse al servicio por la liberación del hombre (persona). Tengo que reconocer y dar fe al leer tu gran articulo, Mario, que vivir y sentir la poesía en primera persona con las pautas de poetas de tal calibre y como Eva Córdoba dan la certeza correcta de la belleza sublime de la Nada y rozar con el Todo espiritual ese sentimiento etéreo y volátil y efímero de aquellos instantes que se es liberado por aquellas tiernas y certeras palabras susurrantes a lo más profundo del epicentro corpóreo siendo el bálsamo y el sosiego que detiene el tiempo espacial y mental y conduce al más esencial y sagrado centro levitativo que arde como fuego interior primigenio de llama incandescente e infinitesimal. También me recordaste a Walt Whitman tan mencionado en una gran película; El diario de Noa, basada en el libro de Nickolas Sparks ¿la viste alguna vez…? Me sucede que cada vez que la veo me vuelve a acariciar el Alma como lo has hecho tú con esta entrevista y con tu sensibilidad literaria. Gracias por la «acertada» recomendación semanal. Un abrazote enorme
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Gracias, me lo compro ya.
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Gracias a ti 🙂
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