Autor/a español/a · Narrativa

Los inmortales , de Manuel Vilas

Los inmortales (Alfaguara, 2018), de Manuel Vilas.

De estas nauseabundas páginas se desprende la idea de que antes de nosotros hubo inmortales, aunque eso sería lo de menos. El horror y el terror de estas páginas estriban en que alguien pensó que la inmortalidad era cómica y grotesca y digna de parodia e incluso indeseable. Alguien pensó que nuestro mundo no valía la pena, alguien nos pensó como fantasmagoría, como abominación y como pecado.

Manuel Vilas, Los inmortales

Los inmortales (Alfaguara, 2018), de Manuel Vilas, es un libro que se suma a la gran montaña de libros de Vilas que he leído (y lo que quedan). Esta es una novela muy parecida a otro libro del autor, España. Me ha gustado más o menos lo mismo, es decir, me ha gustado (sin más; al menos más que Aire Nuestro, que me desencantó bastante).

Esta es una novela sobre unos seres humanos (o quizás otra especie de seres vivos, no sé) del futuro que descubren unos documentos sobre un lejano planeta llamado Tierra (a vosotros también os suena, a que sí) y empiezan a repasar las vidas de ciertos terrestres, vidas que están recogidas en esos documentos. Situaos: año 22011. A que queda cerca, ¿eh?

El protagonista de esta novela (o uno de los personajes más importantes si se prefiere) es un tipo llamado Saavedra, que no es si no un Cervantes inmortal que viaja junto a otro llamado Jerry por varios sitios, viviendo aventuras rocambolescas propias de las novelas de Vilas. Saavedra se encarga se matar a todos los inmortales (!) para quedarse solo él como único inmortal sobre la faz de la Tierra, para luego encargarse de recristianizar a una Latinoamérica cada vez más islamizada, donde ilustres personajes sudamericanos como Pablo Neruda o Hugo Chávez han sustituido sus gorras por turbantes y se han pasado al islam.

Otro personaje de la novela (como no podía ser menos) es un tipo llamado Manuel Vilas (también os suena ese nombre, ¿eh?, qué curioso), que resulta ser un humano que va a viajar a la luna. Cada una de estas historias está protagonizada por personajes imaginarios e inmortales, personajes que luego pueden aparecer en otros de estos pequeños relatos (no me gusta llamar así a las diferentes partes del libro, pero es lo que parecen).

Iremos viajando con Juan Pablo II por España y seremos testigos del espectacular momento en el que Teresa de Calcuta le regala un coche fantástico (sí, como el de Batman) al Pontífice. Nos trasladaremos hasta Irlanda para encontrarnos con dos inmortales Pablo Neruda y Dante Alighieri, y podremos presenciar una conversación entre Cervantes y Robespierre (momentos antes de ser guillotinado) y otra entre Cervantes y Franz Kafka (dos días antes de morir). Y si lo nuestro es la poesía, también tendremos la oportunidad de pasear junto a Federico García Lorca y Virgilio por una playa de Cambrils mientras hablan del fin del mundo.

Son estas historias que van más allá de lo excéntrico y lo rocambolesco, son irracionales, irreales. Son de Vilas, qué más queréis. El final me ha gustado más de lo que creía, porque es un capítulo o relato coral y mesiánico donde todos los personajes que han ido apareciendo en el libro se reencuentran al fin ante una noticia muy importante que los implica a todos y que me niego a desvelar pese a tener ganas.

Este es un libro muy en la línea de Vilas. No es de mis autores favoritos, aunque he de admitir que Ordesa sí es de mis libros favoritos, pero creo que ese libro se sale bastante de la línea habitual de este escritor aragonés. Aun así, es admirable su capacidad imaginativa. Y para todo aquel que guste de leer historias estrambóticas y extrañas, qué mejor que libros como este.

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