La hispanibundia. Retrato español de familia (Acantilado, 2018), de Mauricio Wiesenthal.
Contemplada con espíritu simplista —escribió Maurice Barrès— España parece llevar consigo misma su propia parodia.
La hispanibundia, de Mauricio Wiesenthal
La hispanibundia. Retrato español de familia (Acantilado, 2018), de Mauricio Wiesenthal, es un libro que retrata, tal y como dice el subtítulo, a los españoles. España y sus costumbres se visten de gala en este libro para que Wiesenthal (autor que conozco porque tengo otro libro suyo, una biografía de Rilke llamada Rainer Maria Rilke. El vidente y lo oscuro, pendiente de leer) los analice a fondo y los entrelace con el pasado del país.
Wiesenthal aborda el tema de España y sus gentes desde las primeras páginas, donde establece que la envidia es el más feroz de nuestros defectos, al igual que el rencor. Estas envidias y rencores no se producen siempre de españoles hacia extranjeros, pues muchas veces las encontramos entre españoles o entre regiones de España. Los españoles lo que han deseado poseer desde la antigüedad, dice Wiesenthal, han sido elementos tan abstractos como presumiblemente valiosos como el poder, la justicia (!), la honra o el honor.
Del mismo modo que hay elementos suficientes para criticar a España y a los españoles, Wiesenthal presenta un catálogo de virtudes para despejar la nube negra que se ciñe sobre la historia de nuestro país y que implanta una leyenda negra casi infinita. Por ejemplo, Wiesenthal defiende la civilización y la humanidad con la que los españoles conquistaron América, asegurando que España entró en la historia de forma azarosa, al encontrarse con América por casualidad cuando, realmente, iban buscando las Indias (a diferencia de países como Inglaterra, que se esforzaron adrede en conquistar colonias).
Por supuesto, el azar no sirve como justificación ante las masacres cometidas en América contra las tribus indias (no existe ninguna justificación), pero Wiesenthal nos ayuda a ser menos ciegos y a ver que, contra lo que se dice, España no fue tan mala como nos cuenta la leyenda negra que tan bien hemos creado y establecido (es una costumbre española la de hacernos el harakiri o echarnos tierra encima). Y es tradición porque España es una tierra donde todos tienen cabida, pero la tierra da ciertos frutos pintorescos, tales como los pícaros.
Creo que ya se habla suficientemente mal de España, así que pasemos a lo que Wiesenthal alaba, entre otras muchas cosas, de nuestro país. Él ensalza la figura de Diego de Velázquez como pintor, y también hace un recorrido por la presencia del realismo en España. Y así, de figura histórica a figura histórica, Wiesenthal pasa a un terreno inexplorado por, de nuevo, la ceguera que nos causa la leyenda negra. Y es que, dice Wiesenthal, los españoles han sido muchas veces víctimas de racismo también. Y no me extraña, cuando ciertas zonas de España se mofan de otras, sobre todo del sur, que otros desde fuera nos vean como un gallinero donde hay constantes peleas de gallos y se burlen de nosotros, considerándonos poco menos que animales.
Wiesenthal se queja en determinado momento del libro de que los españoles no respeten los nombres de las calles que llevaban el nombre de artistas por ejemplo, o que no se conserven sus viviendas. Esto me recuerda inevitablemente a un pasaje del libro Siempre tuvimos héroes, de Javier Santamarta, donde el autor cuenta que Blas de Lezo derrotó al general inglés Vernon en alguna importante batalla. Sin embargo, Vernon tiene un monumento en Inglaterra y los españoles no sabemos ni siquiera dónde están los restos de Lezo. Esa es la manera en que cuidamos nuestra historia.
Creo que es un libro que está totalmente de actualidad, porque España siempre está de actualidad, siempre ocurre algo en el ámbito político o social de especial relevancia. Y encontrarnos con un libro de tal magnitud es un preciado tesoro que devorar cuanto antes, como yo he hecho. Antoni Gual, periodista de El Periódico de Cataluña, dice en la faja del libro (tal y como se puede apreciar en la fotografía), que en Inglaterra Wiesenthal sería un autor de culto. Y así con todo.
España se baña en su lodazal de babas y barro, ensuciándose y sin poder ver que el peligro anda tan cerca. Salta, salta, pequeña langosta, antes de que arrecie el invierno político. Seguid rumiando, que ya mismo llegan, y entonces se hará el silencio.