Tango satánico (Acantilado, 2017), de László Krasznahorkai y traducido por Adan Kovacsics.
Se cierra el círculo.
Tango satánico (Acantilado, 2017), de László Krasznahorkai y traducido por Adan Kovacsics, es un libro atípico, una novela psicológica donde el autor nos lleva por donde él quiere en contra de nuestra voluntad. Es una novela desbordante, de poco más de trescientas páginas seguidas sin apenas puntos y aparte, todo seguido, dando sensación de pesadez, pero también de rapidez, para que no dejemos la lectura hasta terminarla, hasta cerrar el círculo, porque así se llama el último capítulo, el encargado de cerrarlo definitivamente.
Este libro de autor impronunciable ha sido alagado por periódicos extranjeros como pone en la faja, y se sitúa en la Hungría poscomunista. En una aldea un poco aislada de una ciudad conviven varias personas, antiguos trabajadores de una explotación abandonada que ahora se dedican a criticar a sus vecinos, a engañar a sus vecinos con sus mujeres o a beber en una fonda llena de telarañas (hay algún que otro párrafo divertido referido a las arañas), de ronquidos, de borrachos y de miradas intempestivas hacia la bella señora Schmidt.
Hay un capítulo, a mediados de la novela, donde se cuenta la historia de una niña, Estike, ignorada por sus hermanas mayores, maltratada física y psicológicamente por su madre (qué decir ya del padre) y engañada mortalmente por su hermano, quien le roba el dinero utilizando la inocencia de la niña y la anima a tomarse el matarratas para que se muera. Una historia que, tal y como está contada, me conmovió. Al final de dicho capítulo, brevemente el autor describe cómo la niña se acurruca en un castillo abandonado tras degustar la porción recomendada de matarratas y espera a que la muerte venga a por ella.
Los vecinos, mientras sus vidas transcurren sin aparentes sorpresas, ven un día venir a Irimiás, antiguo miembro de la explotación que les promete un futuro muy bueno a todos los que quieran ir tras él. Luego, con el paso de las páginas el lector o la lectora se dará cuenta de las promesas de Irimiás (¡ALERTA SPOILER!) eran papel mojado, dejando el autor que el lector divague y descubra por su cuenta cuál puede ser el futuro de los personajes engañados. Pero no todos se marchan, pues en el pueblo se quedan las hermanas de Horgos, el ciego Kerekes y el doctor, que será el último personaje en el que nos internaremos, pues será él quien escribirá en su cuaderno lo último que leamos y que repite (por eso dice que se cierra el círculo) las palabras con las que comienza el libro.
Hasta llegar a dos tercias partes del libro, este me pareció bueno, sí, no me aburría pese a parecer tan pesado, pero no llegaba a suceder nada que me atrajera. El final, aunque abierto, es un buen final. Muy recomendable este libro para ahondar en la mente de estos curiosos personajes, a cuál más peculiar, violento, cascarrabias, huraño, cobarde o adúltero.
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