Hay noches en las que me pongo a fantasear con futuros imposibles o presentes descabellados. Alguna noche, sobre todo en el último año, he imaginado qué pasaría si este blog desapareciera o si yo dejara de publicar en él. No lo he imaginado porque quiera hacerlo, nada más lejos de la realidad, sino por observar qué cambios se producirían. Y el pozo se vislumbraba, en cada imaginación que me asaltaba, profundísimo.
Muchas veces he visto a personas, en la televisión o en cualquier otra parte, anunciando productos o servicios. Luego, salía a la luz que su empresa había cerrado porque no era viable o porque no tenía ventas. Entonces me compadecía de ellos al ver que, por mucho que se esforzaran, no obtenían beneficios ni recompensas. Podría decir que esa gente soy yo, pero sería egoísta y, peor aún, falso. Aun así, siento que este blog tiene un palo en la rueda que le impide avanzar, y no sé cómo quitárselo.
Tantas veces he estado tentado de cambiarle el nombre al blog. No es original (lo cogí de una novela de un autor importante en España). Por tanto, si desapareciera, nadie lo recordaría y Mortal y rosa volvería a ser, simplemente, una novela de Umbral.
En los últimos meses siento sobre mis hombros cierta presión por encontrar trabajo. Tengo 22 años, he terminado la carrera y en unos meses terminaré también un máster. Siento que debo empezar a trabajar, pero esta es una época en la que el periodismo anda malherido y el mundo laboral está plagado de precariedad para los jóvenes. No encuentro mi sitio y mi blog, sin embargo, sigue ahí porque es lo único a lo que puedo dedicarme con la mente dando vueltas.
Este no es un texto de desilusión, ni mucho menos. Es tan solo una breve reflexión sobre los pasos que doy por este mundillo. El blog seguiría en activo aunque no lo leyera más que su autor, es decir, yo, porque fue creado sin pretensiones y cualquier objetivo o alcance mayor que ese es más que bienvenido, pero no determinante para su existencia.
Este blog seguirá porque yo lo he levantado y yo soy el único que va a luchar para impedir que caiga. Ni la presión que yo sienta del exterior y que me afecte anímicamente ni otros factores externos conseguirán tumbarlo. Los logros del blog nunca han sido grandes, si es que ha habido alguno, pero su supervivencia ya es un mérito, y más teniendo en cuenta la regularidad que ha tenido: 1 reseña a la semana de forma ininterrumpida desde el 16 de mayo de 2017, e incluso durante un año y medio se publicaron dos reseñas a la semana. Aquí no ha habido ni verano ni vacaciones ni nada. Solo literatura para quien gustase.
Termino este texto personal deseando feliz verano a todos/as los/as que me leen. Yo seguiré por aquí, la puerta siempre estará abierta, aunque el viento arrecie. No hace falta llamar al timbre ni pedir permiso si quedas a la intemperie, solo tienes que entrar.
Una respuesta a “Si Mortal y rosa volviera a ser, únicamente, una obra de Umbral”